Tal vez lo más positivo del MUWI de este año haya sido, por encima de un buen número de público en sus dos jornadas principales … y centrales, y de una calidad musical alta en general, que no se haya echado de menos a la bodega que acogió, vio nacer y otorgó personalidad propia al festival. Apostar por un espacio como Valbuena era arriesgado porque puede que no haya un lugar más feo en todo Logroño que esa masa de vehículos aparcados, un mar de coches que parece un desguace junto a uno de los pulmones de la ciudad, el parque del Ebro, y los dos elementos más significativos de la historia de Logroño, el convento de Valbuena y el muro del Revellín. Con todas las reticencias, y a pesar de las críticas de los vecinos que, en cambio, no se quejan de las procesiones de Semana Santa ni de las insólitas fallas ni ‘cremás’ en la capital riojana, Valbuena se erigió como un recinto espacioso y cómodo, más con la zona verde habilitada como agradable área de descanso.
Musicalmente, como los cabezas de cartel eran apuestas seguras que cumplieron con su función, poco se puede añadir. Después de varias ediciones arriesgando con la programación, apostando por bandas más minoritarias, más indies, incluso con un festival suicida como fue el de 2021 por todas las restricciones del covid, en 2022 la organización se dio de bruces con la realidad gracias a Rigoberta Bandini y La La Love You: si quieres llenar, hay que apostar por lo popular. Y el pop vuelve a reinar ahora. Así se demostró el año pasado con Amaral, que obtuvo el récord de asistencia en el festival, no superado este año. Y la fórmula se ha calcado este año con Rozalén, que congregó a casi tanto público como Carolina Durante, la banda del momento.
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Esta ha sido la edición con el número de espectadores más regular de las nueve que suma ya el MUWI. Y también la más reivindicativa puesto que casi todos los artistas han hecho referencia, de forma más contundente o sucinta, a la guerra en Gaza. Hablar de mejores y peores directos parece ya un sinsentido porque propuestas aparentemente sosas como fueron las de Hinds y Aiko El Grupo tienen su numeroso y convencido público. Sí es innegable la opinión unánime de la agradable sorpresa que fue Zetak, con una atractiva puesta en escena, y la irreverente, desordenada y desaprovechada actuación de Califato ¾, banda de la que se esperaba más música y menos discurso. Carolina Durante, León Benavente y Rozalén cumplieron con su papel. Casi fue más destacado el papel de Miguel Aguas, músico riojano que el primer día tocó con Mutagénicos, el sábado con Los Punsetes y otros años también lo ha hecho con Papaya.
El riojano Miguel Aguas toca el bajo durante el concierto de Los Punsetes.
Muwi/Sol de Invierno

Otros temas son los precios, elevados como en cualquier otro festival, o quizá menos, con la salvedad de que en este puedes reutilizar el recipiente de otras ediciones y ahorrar ese gasto sin comprar uno nuevo. Incluso canjeaban el vaso por copa, y viceversa, lo que demuestra que la conciencia medioambiental prima sobre el evidente beneficio económico. El mercadillo se ha convertido en un espacio casi exclusivo de moda ya casi sin diseñadores o artesanos riojanos. A cambio, por fin, se habilitó un espacio fijo donde los artistas podían ofrecer sus discos y camisetas. Y el contenido de redes sociales ha sido más dinámico e interesante.
Tal vez no ha sido el festival más inolvidable del Muwi en cuanto a lo artístico pero sí el de su mayoría de edad tras sobreponerse a una adolescencia traumática en la que ha superado las tormentas de los dos últimos años, el cambio de localización y la avalancha de quejas vecinales de este año. Que hay cosas que mejorar para molestar lo menos posible es siempre un deber y ya lo ha admitido la organización. Pero antes de semejante cementerio de coches en pleno casco antiguo, cualquier cosa, y si son conciertos, mejor.
Enlace de origen : MUWI: cualquier cosa menos coches en Valbuena