
Jorge Loyo, alcalde de Anguciana, ocupa desde diciembre de 2023 la presidencia de la Federación Riojana de Municipios (FRM), entidad que agrupa y da servicio … a los 174 pueblos de La Rioja. Muchos de ellos viven en agosto una súbita explosión demográfica que llena las calles de alegría y de vida, pero que también causa problemas.
– ¿En Anguciana también se les llena el pueblo en verano?
– Sí, desde luego. No llegamos a 500 empadronados y en agosto tendremos picos de 5.000 personas.
– ¿La mayoría son hijos del pueblo o también reciben veraneantes?
– Hay de todo. Muchos hijos o nietos del pueblo, incluso bisnietos ya, pero también gente que ha comprado casa para veranear. Por ejemplo, tenemos una urbanización, que data de finales de los años setenta, que ocuparon vecinos de Durango. Esos siguen viniendo y también sus hijos, sus nietos… Algunos se han jubilado y se han venido a vivir aquí, pero no se empadronan.
– ¿Y eso es un problema?
– Al final, los planes regionales y las aportaciones del Estado vienen en función del padrón. Y lo mismo sucede con los días de consulta médica o con los que disponemos de secretario. Hay gente que vive la mayor parte del año aquí, pero que, por las razones que sean (las pensiones, Osakidetza, los beneficios fiscales), siguen empadronados en sus ciudades de origen.
– ¿Debería contabilizarse eso de algún modo?
– Lo que estamos pidiendo es que se tenga en cuenta la población flotante a la hora de financiar los servicios. Por ejemplo: un municipio con la misma población pero menor carga turística puede necesitar diez contenedores de basura y otro que recibe muchos visitantes, cuarenta. Lo mismo sucede con el consumo de agua o con el alumbrado. Ese coeficiente de población flotante que algunos municipios asumen durante dos o tres meses al año debería tenerse en cuenta.
– ¿Sufren mucho los municipios para asimilar este llenazo de golpe?
– Sí, hay que asimilarlo. Hay que multiplicar todos los servicios y ese es un trabajo extra que tenemos. Hay ayuntamientos a los que les ha costado más y, a otros, menos. Pero también es cierto que lo necesitamos. Que retorne la gente, aunque sea por dos o tres meses, es un impulso para la España despoblada. Eso supone un colchón para los negocios, que así pueden sobrevivir durante todo el año: supermercados, tiendas, bares, restaurantes…
Minufundismo municipal
«No creo que deban desaparecer municipios, pero sí tienen que ser sostenibles»
Veraneantes
«Son un impulso para la España despoblada, pero hay que multiplicar todos los servicios»
– ¿Cuáles son los mayores problemas a la hora de digerir ese repentino aumento poblacional? ¿Dinero, infraestructuras, seguridad?
– Cualquier municipio se tiene que quejar de la financiación. Pero no solo en los meses de verano; hablo en general. Es una reivindicación de la Federación Riojana y también de la Española: se nos debe financiar con arreglo a los servicios que prestamos. Muchas veces son competencias propias pero muchas son impropias. Mis ingresos como Ayuntamiento son conforme a la población empadronada, pero sin tener en cuenta la población flotante ni los servicios que damos. Creo que todos los alcaldes y alcaldesas de España nos quejamos de la mala financiación que tenemos, y más aún los que recibimos a tantos turistas.
– En España hablamos mucho de financiación autonómica, pero rara vez se menciona la financiación municipal. Da la impresión de que, al menos en el debate público, los ayuntamientos son los grandes olvidados.
– Claro, cuando somos los últimos. Al final, por decirlo en términos coloquiales, somos los paganini. El escalón europeo mira al estatal, el estatal al autonómico, el autonómico al municipal… y detrás de nosotros no hay nadie. Nos han atribuido muchas competencias a los ayuntamientos, pero la financiación no nos llega y eso que lo ordena la Ley de Haciendas Locales. Esta economía creativa que nos vemos obligados a practicar se basa con frecuencia en el trabajo extra del propio alcalde, de los concejales o de voluntarios.
– ¿Habría que explotar más el sistema de mancomunidades para afrontar problemas concretos?
– Sobre todo en La Rioja, con tantos municipios muy pequeños, las mancomunidades son interesantes porque el coste de los servicios siempre será menor. A la Federación nos han llegado propuestas hasta para compartir una barredora entre varias localidades. De ahí a los servicios turísticos, culturales… ¿Cuál es el problema? La burocracia. Las leyes de contratación, los fondos europeos… Las mancomunidades siempre solucionan problemas, pero implican más trabajo, otra contabilidad, y no hay personal suficiente. A los ayuntamientos pequeños nos gustaría que los secretarios estuvieran más horas precisamente por esa falta de personal.
– Ha mencionado que La Rioja tiene pueblos muy pequeños: el 17% no supera los 100 habitantes. ¿Es una situación sostenible? De vez en cuando se oyen voces que reclaman fusiones de municipios. ¿Sería deseable?
– Creo mucho en la autonomía local; cada ayuntamiento debe ser autónomo, pero también sostenible. La Federación trabaja por y para que esos ayuntamientos sean viables, ayudándoles con asesoría técnica para que puedan optar a fondos europeos, con el emprendimiento, hemos trabajado con la ADER para lograr una mayor descentralización… Creo que las cabeceras deben ocupar ese rango de hermano mayor. ¿Agrupar municipios o que desaparezcan como tales? Creo que no. Todos somos defensores de nuestro pueblo, por muy pequeño que sea. Lo que debemos es esforzarnos para que sean sostenibles, y ahí la Federación cumple un papel importante.
– En un pueblecito camerano, un vecino me dijo una vez: «Los pueblos están mejor que nunca, pero la gente no quiere vivir aquí». ¿La despoblación no tiene marcha atrás?
– Una vez definí la despoblación como un tren que veíamos venir y no sabíamos cómo pararlo. La gente al final emprende su proyecto vital donde quiere. Pero sí es cierto que las leyes a veces han jugado en contra: no podemos legislar con macroplanes generales en un pueblo pequeño igual que en Logroño. Ahora debemos revertir esa situación. La pandemia vino a recordarnos de dónde veníamos. Buscar el equilibrio es difícil, pero hay que destacar las ventajas de vivir en los pueblos: ir al médico o a la trabajadora social es más fácil aquí que en Logroño. Tiene que ser la gente la que quiera retornar y nosotros debemos facilitárselo. Estamos trabajando para que la extensión de la fibra óptica permita el teletrabajo desde cualquier municipio.
– A los municipios se les ha acusado, en general y con independencia de colores políticos, de primar infraestructuras vistosas, como las piscinas, sobre las necesarias pero ingratas, como la red de abastecimiento de agua. ¿Hay algo de razón en esas críticas?
– Se les da más valor a esas obras, porque son vistosas y la inversión se hace de una vez, que a las que los ayuntamientos hacen de manera silenciosa, progresiva y con recurso a los Planes Regionales. Ahora mismo, creo que son más de ochenta los municipios que han solicitado fondos europeos para renovación de tuberías de agua. Ese trabajo de hormiguita se hace, pero no se ve tanto como la construcción de un frontón.
— La FRM, que usted preside, agrupa a todos los municipios de La Rioja, pero ¿qué tienen en común Logroño y Viniegra de Arriba?
– El servicio al ciudadano. El alcalde de Logroño se preocupa por que sus ciudadanos tengan los mejores servicios y lo mismo hacen el alcalde de Viniegra o la alcaldesa de Nieva. La inquietud es la misma; la diferencia es la estructura del Ayuntamiento, el número de trabajadores municipales, los ingresos… Pero el fin es el mismo: que la vida de sus ciudadanos sea apetecible en sus respectivos municipios.
Enlace de origen : «La financiación local debería tener en cuenta la población flotante»