Alicia Fernández de Arcaya
Miércoles, 16 de julio 2025, 07:13
La tradición que custodian los pueblos se presenta a menudo como la contraposición a la modernidad que precian las ciudades. Lo rural es, para muchos, una forma de resistencia a las nuevas líneas de pensamiento y corrientes culturales. Se trata, sin embargo, de una falacia que se desmonta fácilmente con iniciativas como Camprovinarte, el festival que une el arte contemporáneo a las costumbres más arraigadas a la tierra.
El entorno natural, el contacto constante con la gente del pueblo y la oportunidad de convivir con otros artistas son algunos de los motivos que han traído a Jofre Sebastián, María Meiga, Elisa Terroba y Sergio Delicado hasta Camprovín.
El pueblo, aislado al final de la LR-431 y por el que no se pasa si no se busca algo, celebra esta semana la novena edición del festival. Mientras los cuatro artistas integran sus propuestas en la comunidad riojana, camprovineses y visitantes también se convierten en creadores a través de talleres de artesanía, pintura, danza y teatro.
El proyecto nació con la idea de acercar la cultura al medio rural y convertir esta fusión en un atractivo turístico. Hoy, Camprovinarte se ha consolidado como parte de la alternativa al turismo de masas y ha sido reconocido durante varios años consecutivos por el Observatorio de la Cultura por la diversidad y calidad de su oferta.
El festival se ha consolidado como parte de la alternativa al turismo de masas
Camprovinarte une la creación contemporánea con las costumbres más arraigadas a la tierra
«Mi trabajo es más escultórico, más enfocado al público profesional,Camprovinarte me permite desarrollar mis ideas en nuevos entornos, trabajar directamente con una comunidad, y hacer mi trabajo público, que no es tan fácil en el mercado del arte», explica Elisa Terroba, una las protagonistas de la edición. La malagueña explora en sus creaciones todas las formas mutantes que pueden derivar de los libros cuando se deconstruye su narración original. Aunque acostumbra a exponer su obra en galerías e instituciones culturales, en Camprovín ha encontrado el rincón perfecto para entablar un diálogo entre los libros como soporte cultural en extinción y la arquitectura en riesgo de abandono que marca a muchos pueblos.

La artista gráfica y textil María Meiga también quiere crear su propia conversación con el pueblo de Camprovín. Nada más llegar el lunes por la noche, hizo un llamamiento para que todas las mujeres del pueblo se animasen a colaborar en su obra. «No sé muy bien cómo va a acabar esto, a lo mejor no viene nadie», confiesa inquieta.
Su arte abstracto ha pasado por Copenhague, Barcelona y otras ciudades europeas. Hasta aterrizar en el pueblo riojano con el objetivo de recuperar una forma de vida basada en el encuentro social y el trabajo en comunidad. Un homenaje que toma buen rumbo desde el primer día de creación, en el que ya se acercaron muchas mujeres a prestar a Meiga sus ovillos, hilos y herramientas.
Azadas, rastrillos, trillos y hoces fueron en su día útiles del trabajo de la tierra. Esta semana componen el material base de la creación de Jofre Sebastián, otro de los artistas que han aprovechado el compromiso de Camprovín con su festival. En su caso, ha recuperado los utensilios que cogían polvo en las alcobas de los camprovineses para reivindicar la conexión entre el ser humano y el paisaje que le rodea:«Intento transmitir el punto de inflexión entre lo que éramos y lo que podemos llegar a ser de nuevo, parece que estamos cegados por la urbanidad, pero el mundo rural todavía mantiene una buena convivencia con la naturaleza».
En realidad, los cuatro artistas admiten ver sus ideas en constante transformación gracias al contacto con Camprovín. El escultor Sergio Delicado llegó con una idea preconcebida. Sin embargo, a raíz de las primeras conversaciones con los habitantes se impregnó de su simbología, su lenguaje y su historia hasta desviar su proyecto a la confección en cerámica de abubillas, el pájaro más característico de la zona.
Más allá de los artistas
La particularidad de Camprovinarte es que todos sus visitantes pueden disfrutar del placer de ser artistas por un rato. Más allá de llevar a cabo la fundamental labor de entrelazar modernidad y tradición, el festival acoge talleres de danza contemporánea, de teatro, de confección de ‘Tote Bags’ (bolsas de tela), un concurso de lienzos y la posibilidad de ver en directo a la caricaturista Elisa Speranza.
Para los más curiosos, el sábado 19 de julio tendrán lugar dos visitas guiadas a las 12.00 y 19.00 horas, y el domingo 20, a las 12.00 horas.
La música también estará presente con los conciertos de La Piti y Periferia el sábado 19 de julio y con la actuación del cantante riojano Denorte el día 20.

María Meiga
Artista gráfica y textil
«Quiero hacer un homenaje a la época en la que las mujeres salían a la calle a hacer labores»
María Meiga viene desde Galicia con su aguja y su tapiz para poner en valor un objeto ancestral riojano:las almazuelas. Esta práctica de costura se caracteriza por las formas geométricas y consiste en unir diferentes piezas de tela para formar una nueva superficie. «Quiero hacer un homenaje a la época en la que las mujeres salían a la calle a hacer labores», explica Meiga. A lo largo de su estancia en Camprovín va a desarrollar ‘Conversaciones’, un tapiz que contará la historia de las costureras que durante sus labores forjaban el sentimiento de comunidad y dialogaban sobre las alegrías y preocupaciones de sus vidas.
«Al estar al aire libre, mi obra conversará con sus espectadores, pero también con el espacio, la luz y el pasado, presente y futuro del pueblo», concluye la artista.

Jofre Sebastián
Artista
«Han aparecido toda una serie de herramientas con las que puedo ilustrar la vida de antaño»
Con ‘Ancestros’, Jofre Sebastián hace referencia a «toda la ruralidad que nos ha acompañado a lo largo de la historia y que hoy en día se pierde en favor de la urbanización y la producción masiva».
Para el catalán, un primer paso esencial en su obra es realizar una exploración profunda del espacio en el que trabaja. En Camprovín ha encontrado los resquicios del arraigo entre el ser humano y la tierra de la que obtiene el sustento.
De hecho, para desarrollar la obra que presentará durante estos días en Camprovinarte ha hecho una particular llamada a los vecinos de la localidad que ha sido respondida con éxito: «Para mi sorpresa, han aparecido toda una serie de herramientas con las que puedo ilustrar la autenticidad de la vida de antaño».

Elisa Terroba
Poeta y artista
«La cultura es una de las armas más potentes para mantener la vitalidad de los pueblos»
Elisa Terroba tiene un proyecto para esta semana: tapiar con libros las dos ventanas de una casa abandonada de Camprovín. Parece una obra sencilla, pero alberga un mensaje potente. Por un lado, hace referencia al acto de protección que implica tapiar ventanas y puertas durante los conflictos bélicos. Por el otro, cuando se abandonan casas en los pueblos por desuso también se tapian las ventanas.
Ella habla de un doble sentido:«En un momento las barricadas nos permitieron resistir y la cultura es ahora una de las armas más potentes para mantener la vitalidad de los pueblos». Terroba trabaja con la memoria y la despoblación, pero no olvida la estética. Para esta obra ha escogido libros viejos, donados o comprados en tiendas de segunda mano, con la intención de«evocar los ladrillos de arcilla que se usaban antiguamente».

Sergio Delicado
Escultor
«La abubilla es un pájaro muy anclado en el lenguaje de Camprovín, en su tradición»
La obra de Sergio Delicado se caracteriza por su crítica social. Esta vez, la relación entablada con Camprovín le ha motivado a trabajar con la abubilla como modelo. «He descubierto que este ave está muy anclada en el lenguaje del pueblo, en su tradición y en sus leyendas; es practicamente sagrado para sus gentes», asegura Delicado, que ha quedado fascinado con la importancia que da Camprovín a esta especie.
La obra que expondrá al final de la semana consiste en reproducir con arcilla varios ejemplares de la abubilla y reubicarlos por el pueblo. Una idea que se remonta a uno de los talleres que tuvieron lugar en las primeras ediciones del festival. No obstante, el escultor no deja de lado su pulsión política. «El abubilla es un pájaro con mucha simbología de resistencia», afirma.
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Enlace de origen : Camprovinarte: modernidad y tradición se dan la mano