
Si echamos un vistazo al calendario, nos daremos cuenta de que hay momentos del año que son un festival del estrés. Y justo ahora estamos … en uno de ellos: se trata de la época infernal en la que los chavales están de vacaciones pero los adultos no, cuando surge la pregunta –o la plegaria– de ‘qué demonios hago con ellos ahora’. Cada familia se busca la vida como puede: abuelos, campamentos de verano, cuidadores de pago…, lo que sea con tal de cubrir como sea estas semanas terribles. Pero a menudo ese ‘como sea’ tiene un coste y no es solo económico: acaba con nuestras reservas de paciencia y con las de toda la familia… ¿Podemos hacer algo para llevarlo mejor y que el proceso sea menos estresante para todos?
Cecilia Martín, directora del Instituto de Psicología Psicode, nos da unas claves para que cambiemos el chip de todos los años y afrontemos el rompecabezas de forma distinta para obtener diferentes resultados.
-
Coordinarse con amigos
«Turnarse en el cuidado es una buena opción entre amigos que tienen hijos de edades parecidas. Es bueno para los chavales, que juegan entre ellos, y para los adultos, que así disponen de tiempo para trabajar, dedicarlo a la pareja o descansar», indica la psicóloga. No se trata de pedir favores, sino de un ‘quid pro quo’. Sale gratis. No abusas de los abuelos… «Antiguamente, existía más unión a nivel social, con mayor sentimiento de comunidad, y lo normal era criar a los niños juntos, en familia. Los vecinos también se ayudaban mutuamente y eso era lo normal. Con los nuevos valores que nos llevan a la individualidad y a la autosuficiencia, nuestra vida es mucho más estresante: carecemos de recursos para poder conciliar». Así que esta fórmula viene a ser una versión renovada de ese pasado más comunitario. Esta opción, claro, requiere de mucha organización previa, algo que, además, es bueno, «ya que nos da sensación de control» y evitamos el pánico de los primeros días sin cole.
-
¿Y si pueden estar solos?
Muchos ni se lo plantean y resulta que ya tienen 15 años los hijos. «Antes de los 12 no hay que dejar a los niños solos durante tiempos prolongados. A partir de esa edad, la pauta es ir probando de forma gradual: al principio solo serán unos minutos, mientras tú sales a tirar la basura o a comprar algo rápido a la tienda de al lado, por ejemplo. Después podrás dejarlos media hora, más adelante una hora… Hacerlo de forma gradual propicia que el niño se sienta capaz poco a poco –destaca la psicóloga–. Eso sí, debemos darles instrucciones de qué hacer si suena el timbre, cómo actuar en caso de emergencia y cómo contactar con nosotros». Así que, con chavales que ya tienen 12 años y están algo ‘entrenados’, se puede dar el salto. Siempre, claro, que no sea todo el día –sino unas horas–, que estemos localizables siempre y que consideremos que su madurez lo permite (cada uno es un mundo).
-
Pide a los chavales que te echen una mano
Tendemos a ver a los hijos como seres que siempre han de ser cuidados…, pero rara vez como cuidadores o como sujetos que pueden aportar su trabajo a la familia. Y muchas veces ya nos pueden echar una mano con alguna pequeña tarea mientras trabajamos fuera o teletrabajamos (un viejo refrán dice que ‘el trabajo de un niño es poco, pero el que lo desprecia es un loco’). Si ya son mayores, pueden incluso cuidar de algún hermano menor unas horitas. ¿Es mucho morro? ¿Les estamos arruinando la vida? ¿Es un abuso? «Si les pedimos que cuiden de su hermano, les estamos enseñando a ser responsables, les estamos dando valor como personas, los hacemos partícipes de la familia y les transmitimos el mensaje de que confiamos en ellos», apunta. Todo beneficios.Eso sí, hay que evitar sacar muchas pegas a su contribución y felicitarles.
-
Hacerlo mejor con los abuelos… es posible
Un clásico de estas fechas es pedir ayuda a los abuelos y que eso dé lugar a roces. A ver, se puede hacer mejor, y vamos a intentar que este verano haya menos tensión. La experta nos dice cómo: «Pide con claridad y sin imponer. Explica qué necesitas, cuándo y por cuánto tiempo. Acepta los límites que ellos te pongan (recuerda que tienen su vida) y negocia lo que pueden hacer y lo que no». Asimismo, debemos tener en cuenta que no es su obligación y agradecer la ayuda. Y, sobre todo, ser flexibles con algunas líneas rojas. ¿Un buen truco? «Recuérdales a los abuelos lo que sí pueden hacer. En lugar de decir ‘no les des esto’, prueba con ‘ellos disfrutan mucho cuando les lees ese cuento’ o ‘el peque se calma mucho contigo cuando le llevas al parque’.Reducir el uso del ‘no’ es mano de santo.
Calendario semanal (con ayuda) y bajar el listón del orden
«Hazte un calendario semanal donde combines trabajo, ocio familiar y tiempo personal. Asúmelo: este verano no vas a alcanzar la perfección ni en el trabajo ni con los críos… y está bien así», avanza la psicóloga Cecilia Martín. Así que, comenzando por no tener unas expectativas demasiado altas, «debes crear rutinas, no horarios militares. A los niños les da seguridad tener una estructura. ¡Y que ellos participen organizando el plan!», apunta la experta. Si les incluimos en la elaboración de esa agenda semanal, todo será más fácil. Otro gran consejo: «Baja el listón del orden y acéptalo con sentido del humor. ¡Es verano!». Y muy importante, aunque suene a ciencia ficción (porque solo pensamos en sobrevivir), es buscar momentos «para cuidarte tú y desconectar: una ducha relajante, un café en silencio o un paseo en solitario son pequeños paréntesis que te ayudarán».
Enlace de origen : ¿Conciliar en verano es misión imposible? Cuatro claves para hacerlo mejor que otros años