De norte a sur y de este a oeste… Del centro a la periferia… No hubo arbolado que no sufriese los efectos del paso de la dana por Logroño. El parte de daños es tan alargado como algunos de los ejemplares que este fin de semana seguían caídos. Calles, plazas, parques… No había paseo en el que uno no se topase con un árbol tronchado o arrancado de raíz.
Medio Ambiente ofrecía ayer el primer balance de un ‘arboricidio’ que, de momento, se salda con más de 70 árboles derribados en el casco urbano de la capital de La Rioja, a los que se suman numerosos chopos en las zonas de ribera (72, echándose en falta los de parte de Cascajos, más no menos de 10 en una suma que a buen seguro aumentará según avance la semana).
Vecinos observando el desastre en el parque de Los Lirios.
Juan Marín

Como precedente similar, cabe recordar que los daños del reventón térmico de hace ahora un año, el 5 de julio de 2024, obligaron a cortar árboles por seguridad un mes después del citado episodio, con el Ayuntamiento de Logroño dando explicaciones sobre la tala controlada de cinco moreras en La Cava, que generó polémica vecinal al desconocer el riesgo de caída tras la tormenta.
Volviendo al reciente temporal, parques como el de La Ribera, Los Lirios o el Iregua y calles como el vial del San Pedro o Calahorra en Varea encabezan un listado «no exhaustivo» de lo sucedido en la tarde-noche del pasado viernes, 11 de julio, que se ve completado con «numerosas ramas», algunas del tamaño de árboles, en no pocas zonas de la ciudad.
La tormenta también tumbó numerosos chopos, no menos de una decena en las zonas de ribera, según el Ayuntamiento
A saber: nueve pinos, dos ‘populus alba’ –álamos comunes o chopos blancos–, dos ‘prunus serrulata’ –cerezos de flor japonés–, un ‘aesculus’, un roble y un eucalipto en La Ribera; un ‘pinus nigra’ –pino salgareño–, un aligustre del Japón y otro cerezo de flor de ese mismo país en Los Lirios; un sauce y dos variedades de ‘populus’ –alba y simonei– en el Iregua; cuatro eleganus en el vial del hospital; y ocho acacias en la calle Calahorra de Varea.
Y a ellos, se unen ejemplares vistos en las imágenes viralizadas durante todo el fin de semana: un gran plátano en el parque Gallarza, un pino silvestre en las traseras de la circunvalación –Tirso de Molina–, dos pinos y un cedro en la calle Valderuga de La Estrella, un arce en la calle Holanda, otro en Purita Ugalde, otros en la calle Cerámica y en la avenida de Zaragoza; o los dos pinos y la morera en El Arco o los tilos del parque de San Adrián, de Alfonso VI, del parque de San Miguel o del Campillo, amén de los cedros en el mismo barrio o en la plaza de La Estrella.
Árboles caídos en Cascajos, Varea y Los Lirios.
Juan Marín



Un liquidámbar en la calle Clavijo, un tamarix en Siete Infantes, ‘prunus’ en las plazas de Escocia y Hagunia, un platanero en la zona de la Comandancia, un cercis en Serradero, un ‘populus boleana’ en Padre Claret, también han causado baja, amén de un ciprés en el Pozo Cubillas, una albizzia en la plaza de San Pedro, y dos arces y dos koelreuterias en Rafael Azcona y en el parque de La Isla.
«Las rachas de viento responsables del arboricidio logroñés del día de ayer superaron los 100 kilómetros por hora», explicaba el pasado sábado Meteosojuela a través de las redes sociales, un hecho desarrollado posteriormente por Diario LA RIOJA haciéndose eco de que, aparte de importantes cantidades de agua y piedra en algunos puntos de La Rioja, en el caso de Logroño se registraron vientos de hasta 120 kilómetros por hora, «que es la máxima velocidad registrada en este 2025». La racha más fuerte, en concreto de 120,7 kilómetros a las 20.48 horas del viernes, fue medida en la estación municipal de la Torre Blanca, en el mismísimo centro de Logroño donde se produjeron numerosas incidencias.
De momento van 72, echándose en falta los de parte de Cascajos, más no menos de 10 chopos ribereños en una suma que aumentará
«La realidad es que, con la excepción de grandes árboles que puedan estar débiles por su edad o enfermedad, la mayor parte de la masa arbórea que se cae son ejemplares jóvenes con, tal y como puede verse, pocas raíces», explica el concejal de Medio Ambiente, Jesús López, quien añade que esas «pocas raíces responden a que, al estar plantados en zonas ajardinadas con riego constante por la presencia de césped, no tienen la necesidad de echar raíces profundas al tener todo lo que necesitan casi a ras de suelo».
Por ello, y de cara a la sustitución de los dañados, el Consistorio capitalino aclara que los que son arrancados de cuajo con raíces incluidas pueden ser plantados de nuevo, mientras que los tronchados son objeto de una campaña de ‘destoconado’ –eliminación del tocón, es decir, la parte del tronco que queda enterrada después de la tala– para posteriormente reemplazarlos por ejemplares más autóctonos –y nunca plataneros–.
Enlace de origen : El paso de la dana deja en Logroño más de 70 árboles caídos en el casco urbano