
Patricia Blázquez (Logroño, 2000) se encuentra en la cúspide del fútbol sala nacional después de proclamarse ganadora de Liga y de levantar el trofeo … de la Supercopa de España de la mano del Futsi Atlético Navalcarnero. Después de una temporada espectacular repleta de éxitos, la jugadora riojana rememora sus inicios en el Diamante, donde debutó a los 15 años en la máxima categoría antes de recalar en la Universidad de Alicante y Leganés. Se fue a Estados Unidos a aprender el idioma y a reafirmarse en la decisión de elegir las pistas al césped. Los años le han dado la razón y ahora busca seguir brillando en «uno de los mejores, por no decir el mejor, equipo de fútbol sala de España», asegura.
– ¿Cómo empieza en el mundo del fútbol?
– Empiezo jugando en el patio del colegio Milenario de la Lengua con mis amigos. Recuerdo que en segundo de Primaria tuve una profesora de educación física que jugaba en el Diamante Rioja. Fue ella quien me propuso ir a probar a un equipo de fútbol sala femenino justo cuando tenía que pasar al fútbol 7. Así que, al final de esa temporada fui con mi madre a probar y me encantó. Pasé por todas las categorías inferiores del club y disfruté muchísimo. Lo mejor era sentir tan cerca a las jugadoras de la primera plantilla. A veces bajaban a entrenar con nosotras o las veíamos cada fin de semana en el Palacio. Tener referentes tan cerca te hace soñar. Para mí, Carmen García Rincón fue clave. Era zurda, un ejemplo total, y me ayudó mucho cuando yo era cadete o juvenil.
–¿Qué le hizo decantarse por el fútbol sala frente al fútbol 11?
– Al principio fue difícil, porque también hacía atletismo y estudiaba en el Conservatorio de La Rioja. Me gustaban mucho los deportes, pero ya en la ESO vi que no podía seguir compaginando estudios, atletismo y fútbol sala. Elegí el fútbol sala por los valores del equipo y el compañerismo; me llenaba mucho más. Además, las que eran mis compañeras hoy son mis amigas, así que fue una decisión muy acertada.
– Y con apenas 15 años llegó su debut en Primera División.
– Sí, por falta de jugadoras o porque Carlos Moreno, el entrenador, creyó que podía aportar, debuté en Primera y jugué dos temporadas. Luego el club fue perdiendo nivel y descendimos. Me dio mucha pena porque éramos una de las canteras más potentes del país. Entonces decidí irme a estudiar Ciencias del Deporte y surgió la oportunidad de irme a la Universidad de Alicante. Allí pasé al Leganés, donde estuve cuatro años y terminé el grado en CAFD.
– Después decidió cruzar el charco.
– Me fui un año a Estados Unidos, concretamente a Ohio, para mejorar mi inglés y jugar a fútbol 11 en una universidad. Fue una experiencia muy enriquecedora, aunque ya llegué un poco mayor. Lo recomendaría a quien empiece la universidad. Allí descubrí que el fútbol 11 no era para mí y eché mucho de menos el fútbol sala. Aún así, me llevé grandes amigos y el idioma para siempre.
– ¿Por qué decide volver a España? ¿La llamó algún equipo?
– No vuelvo por la llamada de ningún club. Vuelvo porque quiero estudiar Fisioterapia, que es lo que de verdad me llena. En Estados Unidos estudiaba gestión y marketing deportivo, pero me tiraban más las ciencias de la salud. Desde pequeña me han enseñado que los estudios son lo primero.
– ¿Cómo llega el Futsi Atlético Navalcarnero a su vida?
– Me llamó su director deportivo. Yo ya tenía decidido estudiar en Madrid. Cuando te llama uno de los mejores equipos de España… no te lo piensas mucho. La temporada ha sido dura, pero preciosa. Volvía del fútbol 11 de EEUU y me costó coger ritmo, adaptarme al equipo, al estilo… pero ha sido una temporada llena de aprendizajes. Ganamos la Supercopa a mitad de temporada, mi primer título, y fue muy emocionante. Luego tuvimos el revés de quedarnos fuera de la Copa, pero quizás eso nos ayudó a centrarnos en la Liga… y salió bien.
– No fue fácil ganarla, ¿verdad?
– No, fue muy complicada. Hubo lesiones, retos personales, muchos viajes… Jugamos seis partidos en veinte días en el tramo final. Pero momentos como la semifinal, que se resolvió en penaltis con una portera como Bea Parrón —que volvía tras una rotura de cruzado— salvándonos con tres paradas increíbles, lo compensa todo. Y en la final, Marian —recién llegada— marcó dos goles en la casa de su ex equipo, el Roldán. Fue impresionante.
– A nivel personal, ¿qué balance hace?
– Ha sido un año de muchísimo aprendizaje personal. Compaginar estudios y fútbol sala no es fácil, y estar lejos de casa pesa, pero el apoyo de mi familia es incondicional.
– ¿Va a continuar en el equipo la próxima temporada?
– Sí, renuevo. Me apetece mucho seguir, creo que he terminado la temporada encontrándome a mí misma.
– ¿Objetivos para el futuro? ?La Copa? ¿La selección?
– Uno de los objetivos es jugar esa Copa que nos faltó este año. También intentar revalidar títulos. ¿La selección? No es mi objetivo principal, aunque si llega, será un regalo. El nivel es muy alto y yo estoy centrada en mejorar y dar mi mejor versión. A corto plazo, estudiar, disfrutar de las asignaturas que vienen y aprovechar cada minuto en el fútbol sala, porque sé lo afortunada que soy de poder jugar.
Enlace de origen : «Jugar en la selección no es mi objetivo, aunque si llega será un regalo»