Una clase de historia sobre ruedas

Domingo, 15 de junio 2025, 21:31

Hay diversos modos de mostrar la historia. Y está claro que uno de los mejores es sobre el terreno, conociendo la que hicieron los antepasados. Es la esencia de la Ruta Ciclista Graccurris que, organizada por la Asociación Amigos de la Historia de Alfaro, en la mañana del domingo vivió su cuarta edición visitando cuatro yacimientos a lo largo del extenso término municipal.

Con la colaboración de Protección Civil y de Policía Local en la regulación del tráfico a lo largo del trazado, y con el saludo en la salida de la alcaldesa Yolanda Preciado, el pelotón partió de la plaza de España con una primera parada en los yacimientos de las Eras de San Martín. Ahí llegaron familias con sus niños, aficionados a la historia e integrantes del Club Ciclista Gracus.

Les esperaba el arqueólogo e integrante de la asociación Toño Aguirre, que recorrió los asentamientos en un yacimiento extenso en superficie y cronología, del siglo VIII antes de Cristo al IX d.C. El primero con pueblos indoeuropeos en la loma, con muralla, casas anejas a sus muros y patio central. Aprovechando la protección del cortado del Alhama, los celtíberos nombraron Ilurcis en el V y IV a.C.

Las explicaciones del arqueólogo Toño Aguirre subrayaron la riqueza del legado romano a lo largo de la localidad

El general romano Tiberio Sempronio Gracco fundó en el 179 a.C. en ese lugar Graccurris tras la batalla del Moncayo y emprender lucha hacia Numancia. Aguirre relató desde su mayor esplendor en el I d.C., con la construcción del templo y piscina ritual y la potestad para acuñar moneda, hasta la crisis del Imperio que llevó a su abandono y a establecerse en villas. Pasaron después visigodos y musulmanes, que optaron por asentarse en el hoy cerro de la Cruz, bajo la protección del castillo.

La ruta conoció después el uso del agua por los romanos, visitando el conjunto monumental, con un ninfeo único en la romanización, con su presa y puente. Después, ascendieron la cañada de Valdejimena hasta la presa de la Estanca, que regó la centuariación –la distribución de parcelas agrícolas– en las faldas de Yerga. Y finalizaron en el puente de La Estrella, citado en el Itinerario de Antonino, que comunicaba Tarragona con Astorga.

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