
Las últimas horas del Papa Francisco no hicieron presagiar su muerte en ningún momento. Ni su propio médico, Sergio Alfieri, vio indicios del final. Así … lo ha revelado el galeno en una entrevista concedida al diario italiano ‘Il Corriere della Sera’, donde relata la cercana relación que mantenían ambos desde que se conocieron en 2018.
La última vez que hablaron fue «el sábado, después de la comida». En ese encuentro, Alfieri vio «muy bien» al Pontífice y éste se lo confirmó: «Estoy muy bien, he vuelto a trabajar y me va bien». Estuvieron charlando «un rato» alrededor de una ‘crostata scura’, un postre típico del país transalpino. Quedaron en hablar de nuevo a lo largo de esta semana porque el Pontífice quería reunirse con todo el equipo que le había atendido en el hospital Gemelli en su último ingreso, por neumonía. Su intención era darles las gracias por los cuidados en unos momentos tan críticos.
«Le dije que éramos 70 personas y que sería mejor hacerlo después de Pascua, al final de la convalencencia». Sin embargo, Francisco insistió en que la cita se celebrase cuanto antes y fijó la fecha para este miércoles, síntoma de que él también se encontraba en forma. «Tengo la clara sensación de que sentía que tenía que hacer una serie de cosas antes de morir», reflexiona, sin embargo, el galeno.
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Francisco le confió su salud a Alfieri en 2021, tres años después de conocerlo, cuando empezó a sufrir dolores abdominales muy fuertes. Las pruebas confirmaron que sufría «una enfermedad diverticular grave» y le aconsejó operarse. El Papa aceptó pero con condiciones: debía ser en secreto, el domingo después del Ángelus. La cosa se hizo como acordaron y salió a la perfección, lo que afianzó la relación médico-paciente. Desde entonces, el argentino decidió que sería quien cuidaría de él. Y repitieron en quirófano en 2023.
Este médico italiano también fue el encargado de confirmar el fallecimiento del Sumo Pontífice el lunes. Lo llamó su asistente sanitario personal, Massimiliano Strappetti, que era su sombra desde que fue dado de alta por la neumonía. «El Santo Padre está muy enfermo, tenemos que volver a Gemelli», le explicó por teléfono. «Prealerté a todos y veinte minutos después estaba allí en Santa Marta, pero parecía difícil pensar que fuera necesaria la hospitalización», relata Alfieri.
Morir en su casa
Al entrar en sus aposentos, se encontró a Francisco con los ojos abiertos. «No tenía problemas respiratorios», confirma, pero no respondió a los estímulos, «ni siquiera a los dolorosos». Confirmó que había entrado «en coma» pero no dio la orden de trasladarlo al hospital porque no le pareció adecuado, pese a la insistencia de Strapetti. ¿La razón? «Corríamos el riesgo de dejarlo morir durante el transporte», y eso era algo que Francisco quería evitar a toda costa.
El argentino tenía muy claro cómo quería morir y cómo quería que fuera su funeral. Lo primero tenía que suceder en su casa, en Santa Marta, lo segundo es ya de sobra conocido: de la manera más humilde que se puede despedir a un Papa y enterrado en Santa María la Mayor.
Durante la hora larga que transcurrió desde que Alfieri llegara a la habitación de Francisco hasta que este dejó de respirar, se dedicaron a la oración. «Me quedé allí con Massimiliano, Andrea, las otras enfermeras y las secretarias. Después llegó el cardenal Parolin nos pidió que rezáramos el rosario con él. Me sentí privilegiado por ello», se emociona el galeno, que también pudo despedirse de manera muy íntima de su paciente: «Le di una caricia como última despedida».
El trabajo, «parte de la terapia»
Alfieri se muestra emocionado por haber podido atender a alguien como Francisco, un hombre con una capacidad de trabajo enorme y también con una personalidad arrolladora. Pese a su carácter enérgico y decidido jamás chocó con su médico y siempre llegaron a acuerdos durante su tratamiento.
De hecho, tras ser dado de alta tras la neumonía, la recomendación al Pontífice fue que recuperara en casa durante 60 días, pero no que hiciera reposo total. «Regresar al trabajo fue parte de la terapia», señala. Y confirma que esto no supuso ningún peligro. Al contrario.
Francisco fue recuperando su agenda poco a poco y durante la recepción a J. Vance, vicepresidente de EE UU, y el ‘Urbi et Orbi’ del domingo le vio «bien». Según el Vaticano, Francisco falleció el lunes sobre las siete de la mañana a causa de un ictus que a juzgar por las palabras de Alfieri era totalmente inesperado.
Enlace de origen : El médico del Papa, sobre sus últimas horas: «Cuando llegué tenía los ojos abiertos y no respondía»