Lucía Fernández Muñoz es la tercera generación de una saga de ingenieros de Caminos que comenzó el insigne riojano Carlos Fernández Casado. Ayer, fue una de las ponentes en las jornadas que el Instituto de la Ingeniería de España, la Asociación Caminos, la Asociación Nacional … de Ingenieros Agrónomos y el Foro Agua, Alimentos y Solidaridad organizaron en Logroño para reivindicar el pasado y el futuro de la presa de La Retorna y del conjunto hidroeléctrico que se levanta a orillas del Najerilla y del río Brieva. Ahora, tras la decisión de la Confederación Hidrográfica del Ebro de demolerla y la ratificación por parte del Tribunal Superior de Justicia de Aragón, su final parece más cerca, aunque en el Ministerio de Cultura se juega la carta de su protección si se declara Bien de Interés Cultural (BIC).
– La Retorna era una obra pequeña, pero muy querida por su abuelo. ¿Por qué?
– Recuerdo haber venido con él, muy mayor, a ver los acueductos porque ya no podía bajar a la presa. Es un conjunto grande, una obra temprana y eran puentes, que es lo que más le gustaba hacer. Además están en La Rioja. Por eso creo que la era tan querida.
– Ese encargo llegó en un momento difícil para é, porque había sido sancionado por su desafección al franquismo.
– Había estado sancionado y no le habían admitido en la Jefatura de Puentes del Ministerio. Durante la Guerra Civil construyó refugios antiaéreos en Madrid y le achacaban, además de su republicanismo, que cuando estalló la guerra él estaba en San Sebastián, territorio nacional, y en vez de quedarse decidió volver a Madrid porque allí vivía su familia.
– Las intervenciones de Carlos Fernández Casado buscaban alterar lo menos posible el paisaje. Curiosamente, ese argumento de la alteración es el que se utiliza para pedir su derribo.
– Los acueductos alteran poco. Incluso utilizó una técnica sin cimbra ni andamio provisional. El acero que se usa como definitivo es un arco que se usa para sujetar el encofrado y hormigonar el arco, así que resulta muy limpio y altera muy poco.
– ¿Qué supondría medioambientalmente la demolición?
– Resultaría muy cara e invasiva. Si quieres quitar la presa tienes con volarla con dinamita y eso sí que tendría un impacto brutal. Y los arcos, lo mismo: volarlos, trocearlos, hacer caminos para sacar el escombro… Se alteraría un montón el paisaje.
– ¿Qué les gustaría a ustedes?
– Que siga funcionando. Se ha hablado de demoler la presa y mantener los acueductos, pero así perdería el sentido. Y, sobre todo, la experiencia nos dice que lo que no se utiliza no se mantiene y se acaba degradando. Además, creemos que es una energía limpia y rentable. ¿Por qué quitarla?
– Los ayuntamientos de la zona abogan por su conservación…
– Una cooperativa energética sería lo más interesante porque supondría mantenerla en uso, generar recursos económicos con energías renovables y ser también un reclamo turístico.
– ¿Podría una obra de hace casi 80 años aguantar más tiempo?
– Con un poco de mantenimiento tras años de abandono claro que sí. Los puentes están bien y habría que invertir en el canal, que es largo y con una zona excavada, pero es factible y le daría una nueva vida.
– En el Ministerio de Cultura se debe decidir si La Retorna cuenta con la entidad suficiente para ser declarado BIC. ¿Está preservado el patrimonio industrial en España?
– Alguno, como las minas, han empezado a protegerse, pero el patrimonio civil, poquísimo. Los puentes romanos, porque son romanos, pero obras del siglo XX, que son verdaderas obras de arte, nada. La Retorna es el ejemplo de una época, la de los 40, cuando las centrales hidroeléctricas generaban ‘hulla blanca’. Además de por su valor como obra de ingeniería, también lo tiene por historia.
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