El Anguiano sufre un castigo excesivo

Orejas gachas, caras largas, decepción en el semblante… Siempre duele perder, aunque en partidos como el de ayer duele el doble. Mereció más el Anguiano ante el filial del Zaragoza, pero de intentos no se vive; mucho menos se permanece en una categoría como esta. Se fue de vacío de casa extendiendo una semana más su mala racha en Isla en un partido en el que los fallos defensivos y las faltas injustificadas pesaron más que el buen juego.

El entrenador de Medrano, Héctor Urquía, adivinó a la perfección el tipo de guion que iba a presentar el Deportivo Aragón. Líneas cerradas atrás, presión para robar el balón, pases largos y tirar de la pólvora de sus dos delanteros. Cuenca y Mañas cumplieron al pie de la letra con su función. Es por ello que el serrano optó por presentar un once más ofensivo con Urrecho como refuerzo a su ataque con Moha como punta. Sergio y Barace completaban la ofensiva.

El balón rápidamente eligió a su favorito. El Anguiano conducía con más facilidad que su rival y se sentía mucho más cómodo sobre un césped, que pese a mejorar bastante su estado desde el último partido contra la Real C, todavía estaba blando. Se acercó de manera sucesiva utilizando la esquina del campo pero los múltiples córners de Barace salieron sin mayor efecto. Dominaban en ataque pero pecaron de confiados en defensa, sobre todo, en la marca de Medrano. El central dejó entrar en el área a Cuenca para que su disparo se topara con el lateral de la red antes de que Mañas aprovechase su falta de contundencia para tocar diana. El delantero aragonés forcejeó con Medrano, recortó a la perfección a Arrechavaleta y superó a Roberto con un lanzamiento que parecía ser pobre pero que resultó ser oro.

Tocaba apretar y el Anguiano volvió a tirar del balón parado. Barace botó un córner perfecto que fue a parar a las manoplas de Calavia. El meta aragonés no lo sostuvo sino que lo empujó dentro de la línea de cal desatando la euforia de los locales. Poco duró la alegría ya que instantes después el colegiado lo anuló por una falta previa que supuso la amarilla para Urrecho.

Había que seguir remando y Barace siguió haciéndolo desde la esquina pero su pase pegó en la espalda de Moha mandando el balón a la línea de fondo. Automáticamente después, Íñigo buscó el remate de Sergio en el corazón del área, que remató sin puntería libre de marca para desaprovechar la más clara del segundo tiempo.

Y el partido se rompió cuando Álvaro, en el empeño de cortar una llegada de Vacas, vio su segunda cartulina amarilla. Expulsión y penalti a favor del Deportivo Aragón. El centrocampista de Fuenmayor dejó el campo entre quejas mientras el de Zaragoza se colocaba para lanzar desde los once metros. Engañó a Roberto y el balón entró con calma en la red para dejar sentenciado un choque que fue imposible de remontar.

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